Estoy en la oficina. No hay nadie más. Me vuelven loca con el teléfono. Suena (otra vez), atiendo. Sí, sí, bla bla bla. Al final, justo antes del chau el zopenco, cual Rodrigo de Triana me suelta un
Vos tendrías que se locutora.
¡Querido, yo SOY locutora! ¡Lo mínimo esperable es que se me note! Que cosa la gente que piensa que descubrió la pólvora y anda por la vida como dando órdenes de lo que deberíamos ser. Hablás más o menos bien, tenés que ser locutora. Sos ordenada, tenés que ser contadora. Te llevás bien con los purretes, tenés que ser maestra jardinera. Sos alto, tenés que ser jugador de básquet. Sos serio, tenés que ser escribano.
¡Aflojen, che!
1 en el mejunje:
querida... tenés que ser verdugo...
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