Café: nooo... jugar mucho! jugar hace bien al espíritu!
Él: ah, te divierte? jugar con las personas, por ejemplo?
Café (caramba, ¡cuánta mala onda!, ni me conocés flaco, ¿qué te pasa?): eh... aaahaaa... ponele... besotes... tut-tut-tut (?)
En la radio: jugar compulsivamente puede ser perjudicial para la salud.
Si ya ni jugar guarda magia e inocencia
es porque el mundo se va al tacho.
Yo te avisé.